Día Internacional de la mujer – 8 marzo 2021
El hilo de la historia
por María Sonderéguer
Desde hace más de un siglo, el 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la mujer: se recuerdan los logros alcanzados, se reclama por los retos pendientes. La fecha tiene su historia. El relato más extendido recuerda a las obreras que, en 1908, murieron en el incendio de una fábrica textil de Nueva York, Estados Unidos, luego de declararse en huelga en busca de mejores condiciones laborales y salariales.
¿Qué nos señala el suceso que fecha la conmemoración cuando narra el incendio de una fábrica neoyorkina en el que mueren calcinadas un centenar de mujeres? ¿Cómo se escribe y se inscribe en lxs cuerpxs las luchas por los derechos? ¿Qué demandas sustentan el Día internacional por los derechos de la mujer? ¿Qué sucedió cuando abordamos desde esta perspectiva las lógicas represivas, los testimonios de las víctimas, los procesos de memoria, verdad, justicia y reparación? La indagación sobre las violencias de género ejercidas en el marco del plan sistemático de represión y exterminio nos permitió observar cómo la estructura de poder entre los géneros se sostuvo y reafirmó el sistema hegemónico masculino. Durante la dictadura, en el tributo sexual del cuerpo de las mujeres se condensó una arcaica usurpación y privación de derechos que trascendía al propio terrorismo de estado.
Sin embargo, del mismo modo que la formulación del “Nunca más” pudo dar cuenta de la determinación de que los acontecimientos del horror no se repitan, en los últimos años, la potencia del movimiento de mujeres reveló una creciente disconformidad que tramaba las voces y lxs cuerpxs en una novedosa exigencia de justicia contra la barbarie de las violencias. Esa potencia gestó el “Ni una menos” y, entre otras conquistas, logró concretar la aprobación de la ley de interrupción voluntaria de embarazo en los últimos días de diciembre pasado. En este 8 de marzo convocamos una vez más al paro internacional de mujeres: contra el patriarcado que reproduce las desigualdades. Contra las violencias sexistas, económicas, racistas, clasistas. Por las identidades vulneradas. Contra los femicidios, el acoso, las múltiples formas de discriminación. Por un presente y un futuro igualitario, una vez más, luchamos y enlazamos voces y sueños para afirmar –del Nunca más al Ni una menos- cómo queremos vivir.
Feminismos, territorios y derechos
por Victoria Obregón
Un nuevo Día Internacional de la Mujer Trabajadora nos encuentra luego de un año en el que quedó en primer plano lo fundamentales que somos para la sostenibilidad de la vida las mujeres y diversidades. Quedaron expuestas desigualdades históricas, que nos atraviesan y que de la mano de las luchas feministas, de mujeres, lesbianas, trans, travestis, hemos aprendido a identificar y poner en palabras, como a generar tejidos de resistencias y de acciones.
Los derechos que hemos conquistados son gracias a una poderosa genealogía de luchas. Pero falta y debemos seguir en movimiento para lograr esa sociedad más justa e igualitaria que queremos para todas, todes, todos. Movimiento que nos debe invitar a repensar el lugar que ocupamos en la trama de labores (lugares que ocupamos, obligaciones y responsabilidades) y poder para avanzar hacia un mejor horizonte.
En este marco, una de las acciones que sabemos central por su rol fundamental, son las políticas de formación. Y una de ellas en particular, es la “Ley Micaela”. La Ley 27499 trae al primer plano una apuesta política e institucional por incorporar una mirada sensible al género y las diversidades en el Estado, a través de la formación de sus agentes. Se trata de garantizar por su intermedio, la transversalización y promoción de acciones para conquistar condiciones paritarias y poder garantizar ciudadanías igualitarias.
Partimos de considerar el corazón de la Ley Micaela, la formación, situada, permanente, interseccional, diversa y desde la perspectiva de las pedagogías feministas. La formación en clave estratégica, implica destacar el lugar de las pedagogías (en tanto atraviesan todas las disciplinas, en su carácter transmisible -acto mismo de transferencia “emancipatoria”-). Pensarlas teniendo presente a quienes hasta ahora han omitido o relegado en el acceso?, a quienes han dejado de lado. Por eso para nosotras/es se tornan centrales las pedagogías “feministas”. Pedagogías que son llave, brújula, más no un esquema único de pasos a seguir.
Salirse de la lógica del patriarcado es, estar permeable/disponible para un otro/a/e. Implica propiciar una política de alteridad, que tiene ineluctablemente que revisar los privilegios que tenemos, para dejar de postergar a los colectivos vulnerados que ya no pueden esperar. En esa clave las pedagogías feministas, potencian relaciones de solidaridad y colaboración, abren caminos, fortalecen procesos transformadores. Sabemos que es por su intermedio que podremos promover nuevos modos-posibilidades de vida, nuevos modos de enunciación, dar lugar a mundos diferentes.
Entonces, que este 8 de marzo nos encuentre tejiendo más redes, potenciando lo que somos y lo que podemos hacer en cada lugar que habitamos. Que se multipliquen los espacios de diálogo que son centrales para que en la polifonía de voces y experiencias, en la conexión con los territorios y sus saberes, tenga lugar la sinergia conocida, la de los tejidos que generan / construyen nuevas hipótesis. Que logremos tenga lugar un porvenir que hace tiempo es necesario.
Victoria Obregón: Directora Nacional de Formación y Capacitación en Género y Diversidad – MMGyD // Feminista e integrante de la Cátedra Abierta de Género y Sexualidades UNQ